Socias y socios 

La Asociación Nacional de Compositores de Chile y el tejido social que la preserva a casi 86 años de vida

El principal motor del cuerpo colegiado son sus asociados, quienes a través de asambleas y proyectos con otras instituciones han fortalecido la música chilena a partir de las primeras décadas del siglo XX.



Este año, una de las agrupaciones colegiadas más antiguas del mundo dedicada a la música, cumple 86 años de vida. Desde su fundación en 1936, la Asociación Nacional de Compositores/as-Chile (ANC), tras el llamado de Domingo Santa Cruz y Armando Carvajal, ha cumplido un rol fundamental para la preservación del patrimonio musical y el encuentro de agentes culturales.

Una de las piedras angulares en materia de salvaguardar la memoria musical chilena es la ANC, espacio preservado hasta la fecha por sus asociados que, gracias al trabajo colectivo de distintas generaciones, hoy ostenta en sus registros nombres y bienes culturales de compositores y compositoras de vasta trayectoria, incluidos Premios Nacionales de Artes Musicales. En ese marco es que cada año, su directiva y miembros realizan una campaña para captación de nuevos socios.

Desde sus bases, las voces de quienes integran sus filas son claras. “Cuando uno se dedica a una actividad tan de nicho, como es la de ser compositor, no basta con dedicarse únicamente a hacer música. La creación de espacios, la difusión, el intercambio con colegas y el apoyo en general a los que uno siente que están ‘en las mismas ‘, es parte fundamental del oficio. Es indudable que, cuando los espacios para la música de compositores crecen, crece también todo el trabajo de los que llenan esos espacios”, expresó Nicolás Kliwadenko.

Asimismo, y en una línea muy parecida, Carlos Zamora, indicó que una de las características de la ANC es la posibilidad de compartir visiones de mundo muy diversas, pero con la creación musical como interés. “Es una oportunidad impagable. Una oportunidad de mucho aprendizaje y por cierto una posibilidad de aportar al desarrollo musical nacional”. 

En tanto, Cecilia Cordero, una de las mujeres representativas en el plano compositivo y coetánea de Zamora, sostuvo que es un lugar de sinergia donde se coordinan acciones para la difusión musical, así como la conexión de diversas instancias institucionales. También se suma el hecho de “canalizar las dudas y aspiraciones a los premios y concursos, y poner en conocimientos de todos y todas las diversas iniciativas nacionales e internacionales”. 

Esto debido a que la ANC actúa como un representante de quienes dedican su vida a la creación. En ese sentido Maximiliano Soto es claro al decir que a través del cuerpo colegiado pueden conseguir soberanía sobre el trabajo gestado, “con una voz que represente a la mayoría de trabajadores de la música que nos dedicamos a componer, una voz que hoy en día en Chile no nos pertenece”.

Felipe Pinto d’Aguiar complementó las palabras de Soto, al enfatizar que como país “tenemos mucho que avanzar en términos de visibilizar el oficio, profesionalizarlo y generar instancias para su ejercicio y desarrollo. Son tareas, entre otras, que difícilmente podemos llevar a cabo de manera individual y el apoyo organizado y colectivo, suma”, cerró. 

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